A partir de mi formación y experiencia profesional he podido comprobar como las personas podemos ser felices a pesar de nuestras circunstancias.
Son muchas las personas que a lo largo de estos años he podido ayudar. Para mí, es un reto conocer su singularidad y ayudarles a definir los objetivos que les encaminen a ser más felices y trabajar conjuntamente para alcanzarlos.
Este recorrido me ha permitido tener una visión muy amplia de los diferentes problemas y amenazas para el bienestar de las personas, habiendo tenido el privilegio de comprobar la eficacia de mi profesión y la cantidad de recursos potentes con los que contamos, pudiendo ayudar a las personas a conquistar su futuro y a reconciliarse consigo mismas, obteniendo una mejora directa de su autoestima.
Me nutro de una satisfacción continua personal y profesional de ver como día a día las personas con las que trabajo evolucionan y mejoran sus vidas.
En ocasiones, las personas que recibo, vienen con la determinación de arreglar o trabajar ciertas cosas para poder mejorar y seguir adelante. Esta determinación les ayuda a encontrar la fortaleza para emprender el camino de la solución de forma rápida, eficaz y con poco coste. Pero son muchas las veces, que todavía acuden a mí cargadas de culpa y frustración por tener que pedir ayuda y no sentirse capaces de sobreponerse.
Otras veces, la emoción predominante es la desesperanza o enfado ante la sensación de incomprensión de lo que les ocurre y el miedo a no poder cambiar o dejar de sufrir. La ansiedad y dolor frente a circunstancias que les han tocado vivir verdaderamente desfavorecedoras son otras emociones que recibo.
Ante todas estas posibilidades mis pacientes acaban descubriendo el derecho que tienen a tener dificultades o a sufrir frente a circunstancias dolorosas. Pero descubren también la posibilidad de cambiar cosas y mejorarlas. Y sobre todo las fortalezas que tienen o que pueden desarrollar para ser capaces de enfrentarse a las circunstancias más adversas.
La historia de la humanidad está construida gracias a la gran fortaleza de los seres humanos.
La habilidad para crecer y evolucionar a través de las crisis (resilencia) es nuestro mayor tesoro y el descubrirlo y saber cómo utilizarlo es un regalo que nos acompañará toda la vida.
- Respeto a la persona, sus circunstancias, su estilo y elección de vida, sus decisiones y metas.
- Respeto a su implicación y ritmo en la terapia.
- Cercanía con el paciente y uso del humor como una herramienta más.
- Profesionalidad
- Respeto y cumplimiento de los principios éticos y profesionales sujetos en el Código deontológico del Colegio Oficial de Psicólogos, entre los que destaca la confidencialidad.