La autoestima y la cruel comparación con estereotipos sociales que no nos representan

La autoestima y la cruel comparación con estereotipos sociales que no nos representan

¿Te reconoces libre a la hora de elegir la ropa que sientes que te sienta bien y con la que te gusta verte? ¿Te miras al espejo y te sientes orgullosa de lo que refleja? o ¿desearías más bien, poder parecerte más a la modelo de determinada marca?

Nuestro aspecto físico, es solo alguno de los rasgos que podemos aprender a valorar como bueno o malo, a través de lo que los medios de comunicación consiguen que lleguemos a normalizar.

@yolandadominguez.visualartist en esta TED TALK hace una magnifica reflexión acerca de que son los estereotipos, como se instauran y se mantienes pero sobre todo que efectos tienen. Efectos tales como normalizar cosas potencialmente peligrosas para la salud físico-emocional de la persona, o como invisibilizar y por lo tanto estigmatizar y convertir en una anomalía, cosas que verdaderamente si que nos representan en mayor medida, como por ejemplo, seguir  teniendo tripita después de dar a luz, frente a un vientre plano después de 9 meses de dilatación y desajuste de tu organismo.

Por suerte, dice Yolanda, que se puede hacer algo al respecto, y lo hace utilizando  el concepto de libertad. Generar estereotipos en los que se englobe a la humanidad como tal y no a las personas individuales, de tal forma que podamos sentirnos libres para SER.

Yo añadiría, la necesidad de que mientras que las empresas publicistas, gobiernos, etc, aprendan este concepto de libertad, es importante que nosotros, los ciudadanos de a pie, aprendamos a ser conscientes de como funcionan estos estereotipos. Que podamos aspirar a desarrollar  criterios para no quedarnos con la foto de portada de las carpetas que nos muestran  para representar un determinado colectivo como explica ella muy bien…Que podamos crear nuestras propias carpetas con imágenes elegidas por uno mismo, por nuestra realidad y  entorno, y no por lo que se nos impone desde fuera, con la intención de apelar solo a nuestros miedos más humanos y primitivos como la necesidad de pertenencia a un grupo y  aceptación,   con un el único fin habitualmente, de que alguien se lucre económicamente por ello.

 

 

La recompensa de reconciliarse con nuestras emociones más dificiles

La recompensa de reconciliarse con nuestras emociones más dificiles

CÓMO ME CONVERTÍ EN UN GUERRERO
 
Alguna vez, me escapé del miedo
por lo tanto el miedo me controlaba.
Hasta que aprendí a sostener al miedo como a un recién nacido.
Escucharlo, pero no ceder.
Honrarlo, pero no rendirle culto.
El miedo ya no me podía detener.
Yo caminaba con valentía hacia la tormenta.
Aún tengo miedo,
pero él no me tiene a mí.
 
Alguna vez, me avergoncé de quien yo era.
Invité a la vergüenza a mi corazón.
La dejé arder.
Me dijo, “sólo intento
proteger tu vulnerabilidad”.
Agradecí a la vergüenza cariñosamente,
y me adentré en la vida de todas formas,
sin vergüenza, con la vergüenza como una amante.
 
Alguna vez, tenía una gran tristeza
enterrada profundamente.
La invité a salir y jugar.
Lloré océanos. Mis conductos lagrimales se secaron.
Y encontré alegría ahí mismo.
Justo en el centro de mi tristeza.
Fue el corazón roto el que me enseñó como amar.
 
Alguna vez, sentía ansiedad.
Una mente que no quería parar.
Pensamientos que no se callaban.
Así que dejé de intentar silenciarlos.
Y me salí de la mente,
hacia la Tierra.
Hacia el barro.
Donde fui sostenido con fuerza
como un árbol, inquebrantable, seguro.
 
Alguna vez, el enojo ardía en las profundidades.
Llamé al enojo hacia la luz de mí mismo.
Sentí su poder impactante.
Dejé que mi corazón latiera y que mi sangre hirviera.
Lo escuché, por fin.
Y gritó, “¡Respétate a ti mismo ferozmente ahora!”.
“¡Dí tu verdad con pasión!”.
“¡Dí no cuando quieres decir no!”.
“¡Haz tu camino con valentía!”.
“¡No dejes que nadie hable por ti!”.
El enojo se convirtió en un amigo honesto.
Un guía verdadero.
Un niño salvaje y hermoso.
 
Alguna vez, la soledad me hirió profundamente.
Traté de distraerme e insensibilizarme.
Corrí hacia la gente y lugares y cosas.
Incluso fingí que era “feliz”.
Pero pronto no pude correr más.
Y me tambaleé hacia el corazón de la soledad.
Y morí y renací
en una exquisita soledad y quietud.
Que me conectaron a todas las cosas.
Así que no me sentía solo, si no que estaba solo con Toda la Vida.
mi corazón Uno con todos los otros corazones.
 
Alguna vez, me escapé de los sentimientos difíciles.
Ahora, ellos son mis consejeros, confidentes, amigos,
y todos ellos tienen un hogar en mí,
y todos ellos pertenecen y tienen dignidad.
Soy sensible, suave, frágil,
mis brazos envueltos alrededor de mi niño interior.
Y en mi sensibilidad, poder.
En mi fragilidad, una Presencia inquebrantable.
 
En la profundidad de mis heridas,
en lo que había llamado “oscuridad”,
encontré una Luz abrasadora
que me guía ahora en la batalla.
 
Me convertí en un guerrero
cuando me volví hacia mí mismo.
 
Y comencé a escuchar.
 
– Jeff Foster

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