¿Qué encierra este dolor para mí?

¿Qué encierra este dolor para mí?

“Una infelicidad no es nunca maravillosa. Es un fango helado, un lodo negro, una escara de dolor que nos obliga a hacer una elección: someternos o superarlo. La resiliencia define el resorte de aquellos que, luego de recibir el golpe, pudieron superarlo”.

Hoy quiero reflexionar sobre esta capacidad que tenemos los seres humanos frente a la adversidad.

Es una respuesta humana frente a la pérdida de una relación, de un ser querido, de una meta vital importante o el dolor por el rechazo, por el fracaso, etc. tener una reacción de dolor, enfado y negación, llevándonos a preguntas de ¿por qué a mí? o a enjuiciarnos como personas “inadecuadas” “insuficientes” o “indignas”…

Sí, es humano y a todos nos pasa en alguna medida, y sobre todo como primera respuesta emocional, pero a veces se nos olvida que la vida no es ni un regalo, ni una fiesta, ni un viaje cómodo sin baches ni curvas, ni altibajos.

Vivimos en una era donde desafiamos la idea de la mortalidad, morir es injusto e inusual si no se produce en la década de los 90 de forma apacible con los sueños realizados.

Vivimos en una era donde el que no es feliz es porque no quiere, tenemos libertad y si no podemos luchar por ella; tenemos oportunidades y si no podemos luchar por ellas…

Podría hacer una lista interminable de la cantidad de cosas y aspectos que hemos cambiado en nuestra percepción de la vida en los últimos, aproximadamente 40 años, frente a milenios de existencia.

Ya no sobrevivimos, eso ya no es suficiente. Nuestros antepasados y abuelos trataban de no ser infelices con toda la dureza de la vida y ahora el no ser feliz con todo lo que podemos aspirar y controlar en esta vida, es la nueva infelicidad.

Es muy cruel, pero es así.

Cuanto más creemos que controlamos, que más poder tenemos sobre los acontecimientos, menos toleramos que cosas desagradables nos sucedan.

Nos cuestionamos ¿por qué somos así?, ¿por qué tenemos que sobrellevar y vivir con ciertas dificultades, limitaciones o incluso “taras”?, ¿ por qué no podemos tener el cuerpo que queramos, por qué tenemos que envejecer?, ¿por qué no podemos ser lxs mejores en nuestro trabajo, pero sin renunciar a otras metas vitales como la crianza?, ¿por qué yo si quiero no puedo ser madre/padre?, ¿por qué he tenido que perder a este ser querido sino había llegado a la última etapa de su vida y yo aún le necesitaba?, !!¿por qué tengo dificultades?¡¡ ¿por qué esta persona me rechaza?, ¿por qué yo no soy capaz de hacer que me quiera?…etc., etc.

Todos estos porqués encierran un mismo dilema,

¿ por qué no puedo controlar que las cosas sean como quiero y por qué tengo que sufrir?

Todos estos porqués no me llevan a aceptar las cosas como son, no me llevan a atravesar el dolor y aprender de él, me peleo, pero no crezco, me quedo atrapada en la insatisfacción, en el auto rechazo, en el enfado crónico…

Todo esto no es más que enjuiciamiento,

las cosas no son buenas o malas

Las cosas son, suceden¡¡

No siempre está en mis manos que no sea así…

¿Entonces no hay libre albedrío ni responsabilidad?

!Si la hay¡

La actitud de lidiar con las cosas como son, es MI responsabilidad

A veces duelen,

Mucho

Pero quizás la clave no está en pelearme con ese dolor…

Está en aprender a apoyarse en el dolor, aprender a ser bondadosos con uno mismo.

Cuanto sufro…

Pero ¿QUÉ HAY AQUÍ PARA MI?

Esta creo que es la mejor de las preguntas que nos podemos hacer ante una experiencia dolorosa, ante nuestro propio dolor…¿qué me dice, qué me cuenta este dolor, qué me va a hacer valorar, aprender, qué lección me va a enseñar…?.

 

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