por Ayudaex01 | Mar 28, 2020 | Autocompasión, Resilencia, Sin categoría
En los anteriores post os he tratado de ir dando las pautas principales para gestionar la incertidumbre a la que nos enfrenta la crisis por Coronavirus, siendo estas una parte muy importante de la gestión emocional en estas circunstancias. Hoy termino con esta serie de pautas, hablando de otro aspecto que para mí es esencial también en dicha gestión emocional. Estoy hablando de la posibilidad de desarrollar o aprender a aplicar la autocompasión en esta situación vital que estamos atravesando.
Acompañándonos desde la autocompasión
- Es importante acompañarte emocionalmente en este viaje. No estamos acostumbrados a escuchar nuestras necesidades y nuestras emociones. Esta es una gran oportunidad. Hazte la pregunta: ¿Cómo me siento en estos momentos? ¿Dónde lo siento en el cuerpo? Esto debe ser…etiquétalo: esto es miedo, pena y tristeza, rabia, aburrimiento, impotencia….. Es muy importante que sepamos nombrar a nuestras emociones, eso nos ayuda a acotarlas y entendernos. También a saber qué necesitamos. Compartamos esa emoción, ponerla en palabras es ayudarnos a reprocesar lo que está ocurriendo y nos da la posibilidad de sentirnos validados y apoyados por aquellos que nos quieren. Si no tienes la posibilidad de compartirlo con alguien o no te sientes capaz, no dejes de hacerlo igualmente. Escribe una carta a la persona que crees te pudiera ayudar, aunque en estos momentos no esté presente o escríbela a ti mismo. Ofrécete esa validación y esas palabras de apoyo incondicional.
- Y sin duda y a pesar de todo, tendrás algún día o momento malo, donde todas estas pautas que ido dando para tratar de sobrellevar la incertidumbre de la situación no habrán podido ser, tu piloto automático, tu cerebro primitivo se habrá podido apoderar de tí. !!Permítetelo¡¡ Somos humanos y no robots. Erramos y aprendemos. Ensayamos y mejoramos. Nos desestabilizamos y recuperamos el equilibrio. Yo no soy mis errores, ni mi descontrol, ni estoy abocada a ello. No hagamos razonamientos emocionales (como siento que soy mala, lo soy) Diferenciemos el todo y la parte y permitamos los días o momentos malos, démosle también espacio derecho a existir y solo apoyémonos en esos momentos, sabiendo que la tormenta pasará y mañana o en un rato podré reconducirlo.
- ¡Ajusta expectativas en tus objetivos¡ La situación ha cambiado, no puedes exigirte lo mismo de siempre. Hay muchas cosas que costarán más o no saldrán como quiero o espero. Tus hijos podrán estar más rebeldes o intranquilos por momentos, tú tendrás menos paciencia por momentos, quizás no les apoyes en los estudios con la neutralidad con la que lo hace un profesor, quizás no juegues o estés tan presente como ellos necesitan o esperan. En el trabajo quizás no rindas o te concentres tanto como cuando no tienes un niño por ahí pululando o como cuando simplemente estás en tu lugar de trabajo… Cuando tomes conciencia de tus limitaciones dentro de esta situación, como hemos hablado, reconoce la emoción y trata de acompañarte en ella. No se trata de conseguir que esto no te afecte, se trata de poder apoyarte en la emoción que te provoca. En vez de castigarte y exigirte para acabar con la emoción de frustración o miedo, prueba a permitir que sea así y cuidarte emocionalmente en eso a lo que no estás llegando.
- Plantéate para que quieres que te sirva esta experiencia vital. Trata de definir un propósito a la hora de atravesar esta situación de aislamiento. Visualízate un año después de esta crisis sanitaria física y psicológica…¿Qué te gustaría decirte en ese momento? !aquellos días fueron duros, sin duda¡ pero lo cierto es que me descubrieron… gracias a ellos este año he aprendido a… en aquella época pude darme cuenta y comenzar a desarrollar… Tratar de alinear nuestras experiencias a nuestros valores vitales es una parte fundamental de la autocompasión. Dar significado a las cosas es una parte fundamental de la resiliencia. Tener dicho propósito nos ayudará a pasar los días malos. Sé que hoy estoy más bajita, pero también sé que todo esto me llevará a ….
- Céntrate en el aquí y en el ahora. Es una manera de reconducir y gestionar la incertidumbre. Desde la certeza de que trataremos siempre de estar lo mejor posible con lo que haya, con lo que nos toque vivir. Cambiemos el chip por querer estar bien, en un estado de seguridad y certeza, cosa que es imposible, por nuestra determinación de !!!estar lo mejor posible con lo que haya¡¡¡
Esta es una gran oportunidad para activar nuestras habilidades de resiliencia, para salir reforzados de una situación de crisis. Todos tenemos mucho que aprender sobre la vida y nosotros mismos en este tipo de situaciones. Las lecciones a veces tienen su precio y coste pero el conocimiento adquirido es impagable. Conocernos más, encauzar nuestras vidas hacia donde queremos es un regalo (frase tomada de mi compañera en Álava Reyes: Mónica Poblador).

por Ayudaex01 | Mar 21, 2020 | Ansiedad, Sin categoría
En el post anterior os comentaba que en el manejo emocional de esta crisis pandémica había que tener en cuenta la gestión de la incertidumbre y la autocompasión. En el manejo de la incertidumbre ya os comenté una serie de pautas que sobre todo tenían que ver con la capacidad para convertir nuestro día en una rutina manejable para nosotrxs que nos devolviera sensación de control. En el post de hoy, os voy a hablar de algo fundamental para la gestión de la incertidumbre, que es el manejo de las preocupaciones que podemos tener para que no se conviertan en rumiaciones.
En una situación de incertidumbre los pensamientos que yo llamo “y sis” se disparan. En psicología, los llamamos pensamientos intrusivos y forman la base de las obsesiones. Cuando mi mente se pone en modo alerta, es capaz de detectar todas las posibles amenazas y traerlas a mi conciencia, sean estas probables o no, racionales o no, mi cerebro primitivo no sabe distinguir estos matices, simplemente son una amenaza y yo estoy en modo acabar con ella para recuperar la tranquilidad.
¿Qué hacer pues con estos pensamientos?
- Lo primero no asustarse. Los tenemos todos y en situaciones así, se pueden disparar mucho y entrar en lo que comúnmente las personas dicen como entrar en bucle, rayarme, bloquearme. A veces uno se puede asustar mucho porque parece que se está perdiendo el control, la cabeza funciona sola y bombardea con este tipo de pensamientos tan amenazadores, que a veces, incluso son solo imágenes…
- Reconocerlos, por lo tanto, no como hechos o predicciones reales, sino solo como una manifestación de mi miedo. Pensar que “no voy a poder con algo”, no es un hecho, es solo un pensamiento, por ejemplo…
- Recordar que no tengo por qué atender a todo los pensamientos que mi cabeza me trae. No puedo evitar que los piense, pero darles atención y alimentarlos, ya sí depende de mí.
- Recordemos que como expliqué en el post anterior, no es conveniente buscar la calma resolviendo cada uno de esos “y sis”… !!!no podemos¡¡¡ no sabemos qué va a pasar y no podemos recuperar el control de las circunstancias.
- Por el contrario tomemos conciencia del mal estar que nos genera ese “Y si”, aceptemos que es un miedo que existe y que me incómoda, pero que a veces, tenemos que aprender a vivir con esa incertidumbre, es incómodo, pero resolverlo será peor.
- Paremos todas las acciones destinadas a tratar de resolver y calmar esos “y sis” o pensamientos intrusivos, porque están impidiendo que vivamos con la incertidumbre y solo está alimentando la sed de mi cerebro primitivo (amígdala) que cada vez está más en alerta.
Pongamos un ejemplo para ver cómo sería aplicar estas pautas:
Si a lo largo del día me inundan pensamientos de todo lo que pasaría si mi empresa quiebra, puedo sorprenderme a mí misma repasando gastos, valorando decisiones como pedir créditos, etc, etc.
Lo contrario a esto, sería tomar conciencia de que la posibilidad de que mi empresa cierre puede dificultar mucho mi situación económica y de ser así probablemente me tocaría tomar decisiones difíciles y pasar momentos difíciles. Por lo tanto, es lógico que al pensar en ello me pueda sentir intranquilx y nerviosx, el miedo puede aflorar en mí. Pero si trato de calmar ese mal buscando en el presente todas las soluciones posibles, lo único que conseguiré es activar más mi amígdala que incrementará la sensación de miedo, lejos de conseguir la ansiada calma.
Lo mismo si mi miedo es que enferme, perder a alguien, que mi matrimonio no resista esta situación, etc. todo ello lógicamente me preocupa y si pasa será difícil…
El poder admitir que tengo motivos para preocuparme y dejar estar la emoción sin resolverla, tratando de aceptar que a veces no se puede estar completamente en calma, paradójicamente, me permitirá soltar esa preocupación y aunque la tenga de base, no pasarla a primer plano me permitirá estar en el presente pudiéndome ocupar de otras cosas y estando más preparada para afrontar la amenaza, si es que en algún momento se llega a presentar.
Aceptar las cosas tal y como son, con su correspondiente emoción asociada, nos permite no estar en alerta continua, nos permite encontrar una serenidad dentro de la tormenta. Las circunstancias pueden ser difíciles pero tengo que estar dispuesto a vivirlas, ¡no a evitarlas!
Teniendo todo esto en cuenta:
- Programa en el día cuando y de dónde vas a recibir la información sobre la crisis de la pandemia. No estés todo el día buscando o recibiendo información sobre la pandemia. No hará más que alimentar tus “y sis”. A mayor información no conseguirás controlar nada, solo conseguirás disparar la sensación de incertidumbre y vulnerabilidad. Por ello, es muy importante que elijas de que medio vas a recibir esa información y en qué momento del día. El resto de dicho día, trata de desconectar y no estar mandando ni recibiendo constantemente whatsapps, etc. sobre el tema
- No actúes compulsivamente tratando de hacer cosas para evitar el contagio o saber si estás contagiado. Cíñete a las recomendaciones oficiales

por Ayudaex01 | Mar 19, 2020 | Ansiedad, Resilencia, Sin categoría
Resumiendo lo que os decía en los post anteriores, el Coronavirus nos enfrenta a una situación de pérdida de control y mucha incertidumbre, probablemente sin precedentes en nuestras vidas, aunque en la historia de la humanidad haya habido muchas crisis en el que se hayan visto amenazadas las vidas y las circunstancias de las personas. Por todo ello, la emoción del miedo entre otras muchas, es una emoción que va a cobrar mucho protagonismo en este periodo que nos está tocando vivir y lidiar.
Cómo os decía, en la reacción del miedo podemos tratar de tener una actitud evitativa, de bloqueo o de enfrentamiento.
En una situación de crisis que para nosotros es anormal, cualquier reacción emocional es posible y no hay que cuestionarla.
Sin embargo, podemos tratar de gestionarla, moderarla si es posible y en todo caso aprender a apoyarnos a nosotrxs mismxs frente a esas posibles pérdidas de control que se pueden llegar a dar.
La autocompasión se define como la capacidad de acompañarnos en la adversidad, no para acabar con nuestro sufrimiento, sino precisamente porque estamos sufriendo.
De esta manera las próximas pautas apelan tanto a la gestión de la incertidumbre como a la autocompasión.
Gestión de la incertidumbre
- Una de las medidas que más nos va a ayudar, estemos en las circunstancias que estemos, es poder establecer una rutina y nuevos hábitos en dichas rutinas.
Como os decía, gran parte de la ansiedad y miedo que vamos a experimentar, se va a deber a que nos han cortado nuestro caminito, mi vida estaba encauzada de una determinada manera y ¿ahora? ¿ahora qué hago con esta nueva situación en casa con familia o solas? ¿trabajando o no?, ¿con miedos disparados o no…?
Hay una parte de la crisis que no depende de nosotrxs ya que no vamos a poder controlar ni la duración, ni el impacto a nivel social, ni individual de esta pandemia. No obstante, si hay una parte que depende de nosotrxs y que liderarla nos permitirá recudir cierta incertidumbre, y recuperar parte de sensación de control. Esto nos aportará cierta serenidad dentro de la tormenta. Cierto anclaje dentro del descontrol.
- Tratar de mantener una rutina diaria similar de lunes a viernes y romperla los fines de semana.
- En esta rutina diaria los horarios cobran especial relevancia. Tratar de mantener las horas de iros a la cama y de levantaros. Esto es fundamental para darnos una estructura e higiene mental. Cuando alteramos nuestros ciclos circadianos todo se hace más cuesta arriba…
- Mantener también una estructura en la comida. Un horario preestablecido y un menú previamente pensado también nos ayudará a no comer en base a la demanda emocional por ejemplo, además de poder mantener el equilibrio entre hambre y saciación
- El trabajo requiere un punto algo más extenso. Tratar también de trabajar siempre a la misma hora. Aunque no salgáis de casa y podáis estudiar o trabajar a vuestro aire, no lo hagáis, poneros igualmente un horario lo más estable posible. De lo contrario, al final se picotea trabajo: hago un poco ahora, pospongo, luego otro poco y cuando me quiero dar cuenta, llevo todo el día y sin desconectar y sin estar presente en las otras cosas que hemos tratado de hacer, porque en realidad tenía en mente lo que “debería” estar haciendo. Así, es mejor proponerme afrontar del tirón, trabajar x horas de tal a tal. Por supuesto, siempre en el mismo lugar, habilitaros un espacio de la casa para ello, que sea lo más ergonómico posible.
Al acabar, será importante también hacer algún ritual para soltar este rol profesional con todas sus implicaciones y preocupaciones. Habitualmente, el viaje de la oficina a casa o al lugar de destino sirve de transición para desconectar. Como ahora el viaje es corto (del escritorio al sofá), no lo consigo y corro el riesgo de cambiarme de lugar, pero continuar mentalmente trabajando. Por ello os propongo que generéis una rutina de transición. Puede ser una rutina de ejercicios, comer si os coincide con este horario, merendar si os coincide más bien con este otro, bajar justo ahí la basura, etc. Algo que me permita soltar todo el contenido mental y centrarme en eso.
- Es muy importante meter algo de ejercicio diario. Algo de cardio estaría muy bien, pero también algo de estiramiento. En la actualidad hay multitud de videos de yoga, pilates, etc. que nos pueden servir. El ejercicio nos ayudará a muchas cosas y también a regular nuestras emociones. Libera endorfinas y quema adrenalina. Si tenemos niños, es también fundamental para ellos, porque por lo que dicen los especialistas y sobre todo para los más pequeños, es que se puede parar su crecimiento en varios aspectos, nada que no se pueda recuperar, pero desde luego mejor prevenir que curar.
- Otro aspecto fundamental de esa rutina, es destinar algo del día a conectarse con otras personas importantes para nosotros y que estén fuera de nuestra casa. No por whatsapp, sino por videoconferencia, llamada normal, etc. Combatir el aislamiento social es muy importante. Sentirnos conectados es una herramienta muy potente para autorregularnos.
En esos contactos, puede haber una parte de ventilación emocional. Más adelante os hablaré de la importancia de esto. Pero no dediquemos todo el espacio de la conexión social a ello. Permitámonos frivolizar y hablar de cosas cotidianas y normales. A veces, la frivolización puede costar mucho, cuando uno se encuentra muy mal e incluso eso puede ser la causa del aislamiento. Porque no lo soporto…, pero tratar de daros la oportunidad, hay muchas maneras de bajar a lo cotidiano, algunas no tan frívolas, sino solo simples: jugar online con las miles de aplicaciones que ahora hay al trivial, al parchís, etc. con unos amigos, comentar la serie que estamos viendo, etc. puede ayudarnos a cambiar el foco de nuestras emociones y sin duda, aunque pueda resultar costoso, ¡ayudará!
Aprovechemos la ocasión para tomar conciencia de las personas importantes en nuestras vidas, para decírselo y cuidarlas. Demasiado a menudo damos por hecho las cosas y también las relaciones y su existencia. No es un derecho que mis padres o mis seres queridos vivan, es un privilegio. La vida no es un derecho, no nos pertenece o desde luego no la controlamos. Ser conscientes de ello, nos hace sentir vulnerables pero también nos vuelve agradecidos y disfrutones como dice una amiga 😉
- Decidamos previamente qué vamos a hacer con el tiempo que nos queda libre de estas ocupaciones académico- laborales y de autocuidado que os he mencionado. A veces puede quedar poco y tenéis claro que hacer con ese poco que os queda: estar -cuidar de vuestros hijos, ver la tv, etc. Pero en algunos casos, estamos hablando de personas que por ertes temporales y situaciones varias, se enfrentan a más de una parte del día sin tareas concretas. En estos casos merece la pena, pararos, sentaros y hacer una lista de cosas que os pueda resultar interesante abarcar en este tiempo: limpiar las fotos y hacer álbumes chulos para regalar o para unx mismx, puzzles, sudokus, viajar por el mundo online, programar algún viaje, museos online, manualidades miles, internet es una fuente inagotable de ideas y de proyectos. Puede ser un momento muy interesante para abordar y plantearse proyectos personales…
No tiene nada que ver, levantarme y sentir que tengo todo un día por delante (y en realidad otros muchos también …) con el que no sé qué hacer, aunque más o menos tenga en la cabeza que realmente debería hacer cosas o lo que es peor, directamente ni sé que hacer, que levantarme un día, cuando sé más o menos como va a transcurrir. Podrá ser más o menos entretenido, podrá ser muy diferente a mi rutina habitual, pero sentir sabemos lo que vamos a hacer nos da sensación de control y por tanto de calma. Animo, sentaros y organizaros¡¡¡
El punto 2 de la gestión de la #incertidumbre lo dejo para el próximo post y tiene que ver con el manejo de los pensamientos intrusivos.
por Ayudaex01 | Mar 14, 2020 | Ansiedad, Autocompasión, Sin categoría
Siguiendo con mi historia, cuando desde la serenidad (que no complacencia) que me otorgó el abandono de la lucha asumí que tocaba hacer cambios, comenzé a buscar soluciones a la logística que antes ni se me habían revelado como posibles, el pensamiento creativo en el modo lucha, está totalmente bloqueado y sesgado hacia el NO PUEDO O NO ES POSIBLE (en realidad ¡no quiero esto¡). Entonces también empecé a buscar una información fiable y a poder ser, no redundante.
Comencé hacerme una idea de en qué consistía la verdadera amenaza del coronavirus y de cuál iba a ser el escenario previsible a medio plazo con el Covid 19. El mismo miércoles, antes de que se tomaran muchas medidas que después se han ido implementando hasta llegar al día de hoy, en el que estamos en estado de alarma, pensé que todos los compromisos que tenía se iban a ir cayendo uno tras otro y sin que yo tuviera que hacer nada, las cosas van cayendo por su propio peso… También pensé, que probablemente más tarde que temprano, íbamos a tener que quedarnos todos en casa y el tema de la logística dejaría de ser un problema en sí mismo, y que quizás para mayo todavía no habríamos terminado de normalizar la situación, es decir que venía para largo la amenaza, también pensé que era probable que alguno de mi círculo cercano o yo misma, pasaramos por enfermar del coronavirus y que así mismo nos recuperáramos. Pensé en la posibilidad, que no en la probabilidad, al menos en mi caso, que alguno de este círculo cercano pudiera morir por este virus, y después lo dejé estar sin resolver, pues no es posible, pero sin darle mayor atención tampoco, al considerarlo solo una posibilidad y pensar que sólo si se hiciera más probable retomaría dicha preocupación.
No soy para nada vidente, pero cuando te encuentras en disposición de poder afrontar consecuencias, estas se revelan en su justa medida, ni más, ni menos….
¿Por qué muchas personas que veo o me cuentan siguen en estado de negación, aún con el estado de alarma o por el contrario, están muy alarmadxs, incluso, muchxs en pánico?
Esto tiene que ver con dos conceptos importantes, común a todos los humanos y presentes en nuestra vida y sobre todo en procesos de cambio como es este, que nos saca totalmente de nuestra cotidianidad en muchos sentidos
- La percepción de control
- La incertidumbre
Antes de hablar sobre cómo funcionan estos conceptos y como tratar de gestionarlos haré un pequeño preámbulo para que también los entendamos desde nuestra perspectiva actual.
Vivimos en el siglo XXI, un siglo que ha nacido y sigue impulsando una alta y a veces falsa percepción de control.
La humanidad se ha dedicado durante siglos sólo a sobrevivir. Los peligros y amenazas eran la norma y el sistema del que os hablaba en el primer post de esta serie, sobre la huida o enfrentamiento (la respuesta de miedo) ante las amenazas, nos ha ayudado a la especie a ser capaces de detectar esos múltiples peligros e ir cada vez, buscando más formas de neutralizarlos y/o defendernos de ellos. Hasta llegar a nuestros días, cuyo control en la gestión de esas amenazas, nunca fue soñado ni por un cavernícola, medievo, ni ilustrado siquiera…
Pero es que ni para el hombre del siglo XX, la muerte y la enfermedad representaba lo mismo que hoy , ni se vivía de la misma manera… Los abuelos o bisabuelos de muchos de nosotrxs vivían con relativa normalidad que sus bebés no pudieran nacer, o nacieran con problemas, o la madre tampoco saliera adelante, o si lo hacían, que alguno de los hijos se quedará en el camino o si salían adelante cualquier enfermedad pudiera hacer que con 20, 30, 4o o 50 murieran o quedaran muy condicionados por dicha enfermedad. Sentían la tristeza como cualquiera de nosotrxs a día de hoy sentimos si perdemos a un ser querido, pero aceptaban como probable perder un hijo o un ser querido y asumían su propia mortalidad, sabiendo que en cualquier momento podían morir por causas incontrolables…
Hoy en día, muchas embarazadas no se plantean como posibilidad que su bebé quizás pueda no superar el primer trimestre o desde luego, no vivimos como “normal” que un niño o joven 30, 40 o incluso 50 años muera por enfermedad…
Consideramos que es anormal, del todo inesperable y una injusticia, un error el que la medicina no haya sabido o podido parar ese proceso, etc. Sentimos que tenemos derecho a vivir hasta los 90 en la cama, que es la única muerte que tendemos asumir más como normal y natural….
No queremos ni oír hablar de la muerte y de cuando nos moriremos, e incluso de la enfermedad (que sin duda, más tarde o más temprano, también aparecerá)
Todo ello hace que nos sintamos falsamente inmortales, inmunes y con la realidad bajo control.
Cuando la realidad nos azota con ejemplos de lo contrario: desastres naturales, cambio climático, enfermedades nuevas y algunas de ellas virales y a su vez también incontrolables como es el caso presente, quedamos emocionalmente desmantelados. No estamos acostumbrados y habituados a tener que lidiar con este nivel de incertidumbre y percepción de descontrol… Nos sentimos totalmente VULNERABLES y solo una solución es posible. Todos damos por hecho que controlaremos el virus y todo acabará y solo cuando eso llegue, podremos volver a la sensación de control total de nuevo, de estar a salvo, sanos y seguros…
Hasta este punto ha llegado nuestro nivel de control, hasta llegar a dar por hecho que esto ocurrirá, y además, lo cierto es que ocurrirá…
Pero si os dais cuenta, en la actualidad, solo sabemos regularnos en la ausencia de amenaza o miedo…eso en realidad, nos está haciendo más frágiles que nunca frente al dolor emocional y por ello cada vez que sucede una situación de crisis las respuestas pueden ser muy intensas y extremas.
En el próximo post os explicaré el impacto que este tipo de situaciones que nos enfrentan al cambio, que nos conectan con la sensación de descontrol e incertidumbre, tienen sobre nosotros. Cómo operan estas emociones y que tendemos a hacer para restaurar la calma y como eso, lejos de conseguir calmarnos, al contrario, nos condiciona más, y por tanto, cuál sería el camino a seguir.
Quiero deciros que todo esto que explicaré, nos ocurre a todos los hombres desde que somos hombres, nuestro cerebro funciona así, con toda esta información previa de este post, solo quería contextualizar como lo que vamos a ver en la actualidad hace que lo que explicaré todavía se de en mayor intensidad.
Quiero decir con esto, que es normal que todos sintamos estos días un estado de alerta y cierta preocupación por frentes varios que nos abre esta situación, pero son muchos los que esa cierta preocupación e incomodidad la están viviendo como algo desbordante por completo… y esto, entre otros factores ya individuales, tiene que ver con nuestro empobrecimiento a la hora de saber manejar las situaciones de descontrol e incertidumbre. Nuestro umbral de tolerancia a estas emociones es considerablemente menor de lo que lo ha sido nunca…

por Ayudaex01 | Mar 13, 2020 | Sin categoría
Toda situación amenazante conlleva un proceso y forma de gestionarlo.
Estamos preparados para enfrentarnos o huir ante las amenazas. Esta es la respuesta del miedo que incorporaron nuestros antecesores mamíferos para gestionar los peligros.
Por ello, muchos de nosotros, yo incluida, pasamos por una etapa de negación. El virus y su amenaza era algo lejano, primero geográficamente y después en cuanto a su repercusión y efectos en nuestra vida social y personal.
Esta negación acerca de una amenaza, en muchas ocasiones nos protege. No podemos traer a primer plano, ni ponderar todos los peligros potenciales existentes. Sería algo paralizante.
No obstante, el lunes 9 de marzo se tomó la decisión de suspender la asistencia de todo el alumnado a sus centros correspondientes. Yo viví esa decisión como un mazazo. Di un golpe en la mesa pensando ¿cómo es posible que esa amenaza lejana vaya alterar toda mi “normalidad”?.
Comencé a estar en “lucha”, a resistirme a las opciones que esto me planteaba… No quería asumir el riesgo de traer a mi madre de 79 años para que cuidara de mis dos hijas, pero tampoco quería alterar en nada mi trabajo, ni nuestra rutina, tanto de mi marido como la mía. Esa lucha mental, me trajo ansiedad con su correspondiente nudo en el estómago y tensión…pero el miércoles se acercaba y tocaba decidir…
Entonces, pude tomar conciencia de mi bloqueo y desde ahí de la lucha que mantenía con la realidad… Tome conciencia de que el covid19 estaba para quedarse y alterarnos la vida, no era negociable aunque me frustrara. Hace un día, era una amenaza lejana, pero hoy ya no lo era. No podía seguir negando su impacto y trascendencia.
Al abandonar la lucha me fue más fácil decidir qué coste quería asumir. Rectifico, más bien, que conte No quería asumir. Por eso, me quedó claro que me tocaría hacer renuncias en mi comodidad de lo cotidiano y por supuesto en mi trabajo. No quería decidirlo, me frustraba, me sacaba de mi rutina, confort y seguridad. Pero tocaba decidirlo y convivir con ello, de lo contrario seguiría en la lucha y toda su angustia.
Una vez que abandonamos la lucha y por tanto abandonamos la negación y asumimos el peligro, el miedo a la consecuencia temida, el riesgo y la incertidumbre que todo ello conlleva, podemos comenzar la respuesta de enfrentamiento. Pero este enfrentamiento se puede dar de dos maneras bien distintas por sus repercusiones emocionales.
1. Podemos seguir dejando el control a nuestro cerebro primitivo, entrando en un estado de alarma o pánico o
2. Podemos autorregularnos haciendo uso de nuestro cerebro más reciente, la parte prefrontal en nuestro neocórtex.
¿Y tú? ¿Sigues en negación? ¿Quizás en lucha? ¿O has entrado en pánico? Ojalá puedas estar, más bien, autorregulándote ante la situación de amenaza presente.
Si no es así, en el siguiente post daré las claves para ello!
por Ayudaex01 | Ago 2, 2019 | POST, Sin categoría
Julio, Agosto y Septiembre suelen ser los meses en los que la mayoría de los españoles reservamos unos días para parar e irnos de vacaciones.
Solemos hacerlo con muchas expectativas. Los días previos parecen que se nos hacen largos y tediosos porque ya no podemos esperar más para descansar, desconectar, sentirnos libres de obligaciones y rutinas o acceder a planes divertidos para los que el resto del año he estado trabajando y ahorrando…
Sin embargo y paradójicamente, cuando anticipamos que esas expectativas no se van a ver cumplidas al cien por cien, por ejemplo, porque llevo una racha muy mala con mi pareja y ahora tenemos que hacer como si no pasara nada e irnos juntos cual “familia feliz”, o porque veo que no va a ser tan fácil desconectar del trabajo, etc. o cuando ya en la propias vacaciones confirmo que dichas expectativas no se están efectivamente cumpliendo, generamos una respuesta emocional a veces muy contraria a la esperada en vacaciones: ansiedad, enfado, frustración, etc.
No obstante, en ocasiones ocurre lo contrario, tengo y mantengo las expectativas en todo lo alto, pero precisamente por eso no dejan de asaltarme los pensamientos de que esto es efímero, corto, que tendré que volver, y entonces a pesar de que las expectativas se cumplan, también acaban apareciendo estas emociones de tristeza, desilusión, enfado y frustración.
¿Existe la posibilidad de disfrutar de nuestro periodo vacacional sin tantas emociones incómodas? ¿De una manera más plena?
!!Desde luego¡¡ Aquí os doy algunas claves:
1.- Ajustemos las expectativas iniciales. Enfocar los 11 meses del año como una tortura, llena de incomodidades y cosas que realmente no queremos hacer para conseguir por fin el premio de dos, tres semanas o en el mejor de los casos un mes de felicidad plena y constante, posiblemente nos lleve a idealizar este periodo del año. Además así nuestra tolerancia a vivir con imprevistos e incomodidades probablemente sea muy baja. Considerar este enfoque como equivocado y tratar de dar sentido a todos y cada uno, ya no de los meses de nuestra vida, sino de todos los días de nuestra vida (incluido los domingos), nos ayudará a no tener que llegar con la lengua fuera al deseado día 1 de las vacaciones y con una depresión el último día de las mismas.
El resto del año disfrutamos de cosas varias y asumimos también incomodidades varias. En las vacaciones rompemos la rutina y aparece la novedad. Eso es muy llamativo y deseable para el conjunto general de los humanos pero…. la novedad no está exenta de emociones incómodas. Siempre tendremos que asumir que ciertas cosas no transcurrirán de la manera que habíamos planeado, disfrutaremos en mayor grado de los niños, pero también nos agotarán en mayor grado; conviviré más con amigos, pareja, suegr@s, nueras y yernos etc., pero también habrá espacio para mayores roces, etc.
2.- Enfoquemos lo que nos vaya sucediendo desde la actitud de la curiosidad y la aceptación. Si ajustamos las expectativas y entendemos que van a suceder cosas muy deseables pero que también tendremos que seguir lidiando con situaciones que no nos tienen que necesariamente ser cómodas, podremos acceder en mayor medida a esta actitud. Tratemos de observar lo que vaya sucediendo en los acontecimientos y relaciones renunciando a juzgarlos como buenos o malos. Tratemos de salirnos de ese pensamiento mágico y egocentrista en el que creemos que la realidad tiene que ser como yo espero. Lo que veo como bueno es lo deseable y lo que no, no lo es. (La gente en la playa debe dejar un hueco, no debe correr, la suegra debe tratar de facilitar la convivencia, mi pareja por una vez debe dejar el móvil aparcado en vacaciones, mis hijos deben dejar de pelearse, valorar y dejar de pedir, el restaurante debería ser más serio en el número de reservas que permiten y dar mejor servicio, el tiempo debería darnos tregua, el coche debería de no estropearse tras una revisión previa a las vacaciones, mis amigos deberían ser tolerantes y transigir con el grupo, mi amiga debería no ser tan pesada, etc).
Las cosas son como son, y las cosas suceden como suceden, más allá de mis preferencias o expectativas. Dejar de pelearnos con la realidad nos ayudará a aceptarla mejor y verla desde el prisma de la curiosidad. ¿Por qué suceden las cosas así? ¿Qué hay aquí para mí? ¿Puedo extraer algo de todo esto?
3.- Renunciar es algo también muy importante. Cuando queremos que las vacaciones de dos, tres semanas cubran toda la felicidad que no he tenido en un año (aquí ya vemos un muy mal ajuste de expectativas), entonces me va a ser muy dificil renunciar a ciertas cosas y me será también muy difícil valorar todo lo que pueda ir sucediendo en vacaciones, dejando un regustillo a insatisfacción. Así por ejemplo, si quiero quedar con toda esa gente que no me suele dar tiempo, pero también quiero hacer las cosas de casa que…, pero también quiero no hacer nada y descansar, pero también quiero ir a un sitio y verlo TODO, pero quiero tener tiempo por fin de calidad con mis hijos pero también como mi pareja, etc. es evidente que acabaré con una sensación de frustración importante, porque no me dará tiempo a todo, porque estaré pensando que estoy tachando algo de la lista pero me quedan otras no sé cuantas, etc. Renunciar es importante y me ayudará a estar en el presente de lo que hay y a mirarlo con curiosidad. No está habiendo esto, pero si esto otro, !voy a vivirlo¡
4.- Atención plena. Cuando ajusto expectativas y conecto con lo que está sucediendo, sin pelearme con ello, porque no debería de ser de otra manera, sino tal y como está siendo y además siento que no debería estar cumpliendo multitud de otras cosas sino que estoy donde tengo que estar, todo esto me ayuda además a apegarme a la experiencia, tomar conciencia de ella y disfrutarla. Esto solemos hacerlo muy bien con situaciones dolorosas. Ahí sabemos focalizar y meternos de lleno en el dolor, pero ¿qué hay de las situaciones agradables en las que solemos dejarnos llevar y vivimos casi en automático? !Desconectar el automatismo¡ Ser conscientes y apegaros a las sensaciones de las pequeñas cosas…Cómo nos sentimos en el cuerpo y en el corazón cuando abrimos un ojo sin despertador, la brisa en la cara, el olor de la playa o montaña, los rayos de sol en mi piel, las risas de los niños, el sabor del plato, etc.
5.- Aprendamos a soltar. Tan importante es vivir los momento con consciencia plena como estar dispuestos a dejarlos ir. La vida es pura impermanencia. Estos momentos se irán, ¿y qué? Estemos abiertos a lo que viene, nuestro bienestar está en abrirnos a la experiencia y acogerla, no en aferrarnos a aquello que ahora mismo me está saciando. Nada sacia o satisface eternamente. Cerremos puertas para abrir otras. Pero antes de cerrar sintámonos agradecidos a la vida por haberme brindado este momento plácido de bienestar.
6.- Practiquemos la autocompasión y la asertividad. Estos dos conceptos van muy de la mano. Escuchemonos, oigamos lo que necesitamos y expresemoslo, busquemoslo, eso nos ayudará a mantener el equilibrio en las relaciones. Es muy difícil que pueda sentirme bien estando acompañada cuando considero, por otro lado, que esa compañia va a suponer una amenaza a mi bienestar. Cuando estoy más pendiente de cubrir las necesidades de los demás que las mías, me lleno al final de ansiedad y miedo por no poder conseguirlo o por el desgaste que supone. Otra posibilidad no excluyente, es llenarme de resentimiento hacia los demás ya que, aún muchas veces sin ellos saberlo, les consideramos los responsables de no poder tener unas vacaciones tranquilas y en paz.
Por ello, tratemos de poner los límites que necesitemos para cuidarnos y aprendamos a no juzgarnos o castigarnos por la dificultad que pueda acarrear ser juzgados o sentir que decepcionamos. Aprendamos a apoyarnos y acompañarnos en el dolor, pero sin deslegitimarnos.
