Las complejidades que encierra la EMPATIA: Las normas de la casa de la sidra

Las complejidades que encierra la EMPATIA: Las normas de la casa de la sidra

¿Tendemos a ser empáticos o nos es fácil serlo cuando los demás actúan en contra de nuestros valores?

¿Y nosotros mismos? ¿Ejercemos la empatía con nosotros cuando nos alejamos de nuestro ideal de comportamiento?

En muchas ocasiones tenemos una idea muy clara de como son las cosas. Lo que está bien y lo que no está bien. Creamos nuestra propia escala de valores.

Hacer esto no solo es un proceso evolutivo y socializador sino que es una respuesta adaptativa pues nos permite reducir inmensamente la incertidumbre que es una emoción muy incomoda.  Si relativizáramos todas las acciones y decisiones nos costaría saber quién somos y delante de quién estamos. Por lo tanto, simplificar la realidad en lo bueno y lo malo nos ayuda.

No obstante, este categorismo, en muchas ocasiones es la fuente de nuestra culpabilidad y de muchas de las emociones de ira e intolerancia frente a los demás.

Cuando me encuentro en una situación decidiendo algo contrario a lo que desde la teoría siempre había considerado como bueno o malo caigo en el autocastigo implacable. Así cuando salgo de una relación en la que siento que me han hecho mucho daño pienso que he sido idiota por haber permitido…y cómo pude hacerlo o si yo siempre había dicho que ciertas cosas no las consentiría y mira… Este es uno de los mucho ejemplos en que podemos vernos actuando en contra de nuestro valor inicial.

Y es que hay muchos factores que frenan y motivan nuestra conducta como para crear una formula tan generalista de lo que se debe o no se debe hacer.

De la misma manera, nos cuesta entender y empatizar con las decisiones de otras personas cuando chocan con nuestros propios valores: “¿cómo es posible que haya desconectado a su familiar?, ¿qué se haya rendido ante este diagnóstico?, ¿qué se haya separado  con los hijos tan pequeños?, ¿qué haya perdonado una infidelidad?, etc…

La película Las normas de la casa de la sidra, a mi parecer trata con mucha sensibilidad, la complejidad que hay detrás de la adopción de reglas generales e inamovibles, sin tener en cuenta todas las variables de las circunstancias, no para necesariamente justificar, aceptar o comulgar con ciertas decisiones o acciones. Pero desde luego !!si para entender¡¡¡ Algo llamado EMPATIA

Creo que el mundo y las personas ganaríamos mucho bien estar emocional y calidad humana si fuéramos capaces de empatizar con nosotros mismos y con los demás.

Ciertas acciones o decisiones no tienen porque ser agradables o nos tienen que enorgullecer pero  desde luego entender porque nos comportamos de una manera y no de otra puede ayudarnos a reconciliarnos con nosotros mismos y además a RESPONSABILIZARNOS de nuestros actos.

No tengo porque sentirme orgullosa de haber tolerado una relación donde no se ha respetado mis derechos básicos, pero quizás entender que me introduje en ella en plena adolescencia, y que una persona inmadura todavía, frente a una madura con el ánimo de someterme, tiene todas las de ganar, quizás me ayude a no fustigarme por haber vivido esa relación. Además, esa autocompasión bien entendida, posiblemente me ayude a fortalecerme y madurar lo suficiente para hacer próximas elecciones más maduras y fructíferas.

En definitiva creo que es muy importante construir nuestra escala de valores. Y desde luego introducir como uno de ellos, la tolerancia y la flexibilidad necesaria para entender las variables implicadas que nos ayuden a entender y responsabilizarnos de la realidad.

Entender la realidad no como blanco o negro es bastante más complejo pero sin duda infinitamente más sano mentalmente y satisfactorio.

Filmaffinity Las normas de la casa de la sidra

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Siete años, una película con muchos ingredientes

Siete años, una película con muchos ingredientes

SIETE AÑOS

En esta ocasión, la película nos habla de una mediación entre los socios de una empresa que tienen que decidir quién va a asumir la responsabilidad del fraude fiscal de la empresa, y por tanto,  pasar 7 años en la cárcel, que sería la pena para salvar al resto.

Os recomiendo esta película por varios motivos.

En primer lugar, muestra el rol del mediador. Una figura que cada vez, ¡por fin!, comienza a tener más protagonismo en nuestra sociedad y se empieza a ver como un recurso muy potente para resolver conflictos, ayudando a las partes integrantes del mismo a asumir la responsabilidad de las soluciones planteadas.

“Por encima de todos, el fantástico Manuel Morón, que representa la figura del mediador, tan necesaria aunque no nos demos cuenta. No juzga. No es su cometido. No tiene interés por ninguno de ellos y a veces parece un convidado de piedra. Solo asiste como espectador de lujo ante el canibalismo que presenciamos en poco más de hora y veinte minutos. Sus momentos son, quizá, lo más lúcido de toda la sala.” (sacado de la crítica de   http://argoderse.blogspot.com.es/)

Además, la película al plantear el dilema  cuánto vale 7 años de cárcel, comienza a desgranar 4 perfiles  y vamos viendo  como cada uno lucha por su supervivencia y nos vamos sintiendo capaces de empatizar con uno u otro según va desarrollándose la película y los argumentos e  idiosincrasia de cada uno.

Al final, nos damos cuenta que debaten como librarse de la cárcel pero ahí están, en una habitación claustrofobica desgranando unas vidas consagradas al trabajo que no deja tiempo libre, con un dinero que no se disfruta y unas familias cuyo protagonismo es secundario. Un ideal de vida que nos puede llevar sin estar en la cárcel, a tener a veces sensaciones igualmente claustrofobicas y siendo capaces de poner precio a cambiar una cárcel simbólica por una real.

El final ha sido muy criticado, es cierto que se espera algo más aparentemente elaborado y que culmine con todas esas emociones y nos permita sentir que todo tiene una justificación y quizás un por qué.

Pensándolo luego en frío, a mí me parece un final valiente y totalmente plausible y que da más sentido a todo lo que ocurre a lo lardo de los 80 minutos que dura la película. Creo que la emoción que causa el final es una emoción coherente con el mensaje de la película.

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Historia de lo nuestro

Historia de lo nuestro

Revisando material para impartir las clases de terapia de pareja que impartiré en breve, he vuelto a conectar con esta película que pude ver cuando cursaba mi propio Máster.

Os recomiendo que la veáis, y si popéis hacerlo con vuestra pareja y convertirlo en una excusa para rememorar en positivo vuestros momentos y poner en valor lo que os une !!! mejor que mejor¡¡¡

En ella se desgrana muy bien las diferentes fases que atraviesa una relación. Como las diferencias que en un principio por ser novedosas las vivimos como un gran atractivo, a posteriori, en el día a día, con las dificultades de la conciliación y la crianza, pueden llegar a producir auténticas brechas si no se dispone de una fuerte base de comunicación y negociación.
Bruce Willis y Michelle Pfeiffer nos muestran cómo es posible pasar de ser amigos y el mayor de los apoyos a una autentica competición y desafío constante. Cómo cada historia por separado puede tener autentico sentido para cada uno, pero cómo al juntarlas pueden crear no un guisante, como dice Bruce Willis, sino un auténtico melón bajo las sábanas…
Solo la empatía, respeto, admiración, ajuste de expectativas de lo que se puede esperar y valorar en una relación a largo plazo que pretendemos que sea nuestro compañero de vida y no el amor eterno que todo lo puede, son capaces de hacer que la pareja encuentre la forma de saltar, amortiguar y transformar en batallas ganadas todas las dificultades y frustraciones que en el día a día puedan ir surgiendo.
También desgrana muy bien los factores externos, tales como los amigos, la familia, las expectativas y estereotipos de la sociedad sobre el amor y las relaciones pueden influirnos.
Por último, destacaré como ponen muy bien de manifiesto lo que nosotros llamamos “Agendas Ocultas” : aquellos temas conflictivos que NO SE RESUELVEN y generan dolor, haciendo que salten una y otra vez en cada discusión del día a día. Por lo que una conversación inocente sobre cuál es el mejor momento para escribir a nuestros hijos que están en un campamento, se puede convertir en una batalla campal para la relación.

Link: Filmaffinity Historia de lo nuestro

 

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