Siguiendo con mi historia, cuando desde la serenidad (que no complacencia) que me otorgó el abandono de la lucha asumí que tocaba hacer cambios, comenzé a buscar soluciones a la logística que antes ni se me habían revelado como posibles, el pensamiento creativo en el modo lucha, está totalmente bloqueado y sesgado hacia el NO PUEDO O NO ES POSIBLE (en realidad ¡no quiero esto¡). Entonces también empecé a buscar una información fiable y a poder ser, no redundante.
Comencé hacerme una idea de en qué consistía la verdadera amenaza del coronavirus y de cuál iba a ser el escenario previsible a medio plazo con el Covid 19. El mismo miércoles, antes de que se tomaran muchas medidas que después se han ido implementando hasta llegar al día de hoy, en el que estamos en estado de alarma, pensé que todos los compromisos que tenía se iban a ir cayendo uno tras otro y sin que yo tuviera que hacer nada, las cosas van cayendo por su propio peso… También pensé, que probablemente más tarde que temprano, íbamos a tener que quedarnos todos en casa y el tema de la logística dejaría de ser un problema en sí mismo, y que quizás para mayo todavía no habríamos terminado de normalizar la situación, es decir que venía para largo la amenaza, también pensé que era probable que alguno de mi círculo cercano o yo misma, pasaramos por enfermar del coronavirus y que así mismo nos recuperáramos. Pensé en la posibilidad, que no en la probabilidad, al menos en mi caso, que alguno de este círculo cercano pudiera morir por este virus, y después lo dejé estar sin resolver, pues no es posible, pero sin darle mayor atención tampoco, al considerarlo solo una posibilidad y pensar que sólo si se hiciera más probable retomaría dicha preocupación.
No soy para nada vidente, pero cuando te encuentras en disposición de poder afrontar consecuencias, estas se revelan en su justa medida, ni más, ni menos….
¿Por qué muchas personas que veo o me cuentan siguen en estado de negación, aún con el estado de alarma o por el contrario, están muy alarmadxs, incluso, muchxs en pánico?
Esto tiene que ver con dos conceptos importantes, común a todos los humanos y presentes en nuestra vida y sobre todo en procesos de cambio como es este, que nos saca totalmente de nuestra cotidianidad en muchos sentidos
- La percepción de control
- La incertidumbre
Antes de hablar sobre cómo funcionan estos conceptos y como tratar de gestionarlos haré un pequeño preámbulo para que también los entendamos desde nuestra perspectiva actual.
Vivimos en el siglo XXI, un siglo que ha nacido y sigue impulsando una alta y a veces falsa percepción de control.
La humanidad se ha dedicado durante siglos sólo a sobrevivir. Los peligros y amenazas eran la norma y el sistema del que os hablaba en el primer post de esta serie, sobre la huida o enfrentamiento (la respuesta de miedo) ante las amenazas, nos ha ayudado a la especie a ser capaces de detectar esos múltiples peligros e ir cada vez, buscando más formas de neutralizarlos y/o defendernos de ellos. Hasta llegar a nuestros días, cuyo control en la gestión de esas amenazas, nunca fue soñado ni por un cavernícola, medievo, ni ilustrado siquiera…
Pero es que ni para el hombre del siglo XX, la muerte y la enfermedad representaba lo mismo que hoy , ni se vivía de la misma manera… Los abuelos o bisabuelos de muchos de nosotrxs vivían con relativa normalidad que sus bebés no pudieran nacer, o nacieran con problemas, o la madre tampoco saliera adelante, o si lo hacían, que alguno de los hijos se quedará en el camino o si salían adelante cualquier enfermedad pudiera hacer que con 20, 30, 4o o 50 murieran o quedaran muy condicionados por dicha enfermedad. Sentían la tristeza como cualquiera de nosotrxs a día de hoy sentimos si perdemos a un ser querido, pero aceptaban como probable perder un hijo o un ser querido y asumían su propia mortalidad, sabiendo que en cualquier momento podían morir por causas incontrolables…
Hoy en día, muchas embarazadas no se plantean como posibilidad que su bebé quizás pueda no superar el primer trimestre o desde luego, no vivimos como “normal” que un niño o joven 30, 40 o incluso 50 años muera por enfermedad…
Consideramos que es anormal, del todo inesperable y una injusticia, un error el que la medicina no haya sabido o podido parar ese proceso, etc. Sentimos que tenemos derecho a vivir hasta los 90 en la cama, que es la única muerte que tendemos asumir más como normal y natural….
No queremos ni oír hablar de la muerte y de cuando nos moriremos, e incluso de la enfermedad (que sin duda, más tarde o más temprano, también aparecerá)
Todo ello hace que nos sintamos falsamente inmortales, inmunes y con la realidad bajo control.
Cuando la realidad nos azota con ejemplos de lo contrario: desastres naturales, cambio climático, enfermedades nuevas y algunas de ellas virales y a su vez también incontrolables como es el caso presente, quedamos emocionalmente desmantelados. No estamos acostumbrados y habituados a tener que lidiar con este nivel de incertidumbre y percepción de descontrol… Nos sentimos totalmente VULNERABLES y solo una solución es posible. Todos damos por hecho que controlaremos el virus y todo acabará y solo cuando eso llegue, podremos volver a la sensación de control total de nuevo, de estar a salvo, sanos y seguros…
Hasta este punto ha llegado nuestro nivel de control, hasta llegar a dar por hecho que esto ocurrirá, y además, lo cierto es que ocurrirá…
Pero si os dais cuenta, en la actualidad, solo sabemos regularnos en la ausencia de amenaza o miedo…eso en realidad, nos está haciendo más frágiles que nunca frente al dolor emocional y por ello cada vez que sucede una situación de crisis las respuestas pueden ser muy intensas y extremas.
En el próximo post os explicaré el impacto que este tipo de situaciones que nos enfrentan al cambio, que nos conectan con la sensación de descontrol e incertidumbre, tienen sobre nosotros. Cómo operan estas emociones y que tendemos a hacer para restaurar la calma y como eso, lejos de conseguir calmarnos, al contrario, nos condiciona más, y por tanto, cuál sería el camino a seguir.
Quiero deciros que todo esto que explicaré, nos ocurre a todos los hombres desde que somos hombres, nuestro cerebro funciona así, con toda esta información previa de este post, solo quería contextualizar como lo que vamos a ver en la actualidad hace que lo que explicaré todavía se de en mayor intensidad.
Quiero decir con esto, que es normal que todos sintamos estos días un estado de alerta y cierta preocupación por frentes varios que nos abre esta situación, pero son muchos los que esa cierta preocupación e incomodidad la están viviendo como algo desbordante por completo… y esto, entre otros factores ya individuales, tiene que ver con nuestro empobrecimiento a la hora de saber manejar las situaciones de descontrol e incertidumbre. Nuestro umbral de tolerancia a estas emociones es considerablemente menor de lo que lo ha sido nunca…