Resumiendo lo que os decía en los post anteriores, el Coronavirus nos enfrenta a una situación de pérdida de control y mucha incertidumbre, probablemente sin precedentes en nuestras vidas, aunque en la historia de la humanidad haya habido muchas crisis en el que se hayan visto amenazadas las vidas y las circunstancias de las personas. Por todo ello, la emoción del miedo entre otras muchas, es una emoción que va a cobrar mucho protagonismo en este periodo que nos está tocando vivir y lidiar.
Cómo os decía, en la reacción del miedo podemos tratar de tener una actitud evitativa, de bloqueo o de enfrentamiento.
En una situación de crisis que para nosotros es anormal, cualquier reacción emocional es posible y no hay que cuestionarla.
Sin embargo, podemos tratar de gestionarla, moderarla si es posible y en todo caso aprender a apoyarnos a nosotrxs mismxs frente a esas posibles pérdidas de control que se pueden llegar a dar.
La autocompasión se define como la capacidad de acompañarnos en la adversidad, no para acabar con nuestro sufrimiento, sino precisamente porque estamos sufriendo.
De esta manera las próximas pautas apelan tanto a la gestión de la incertidumbre como a la autocompasión.
Gestión de la incertidumbre
- Una de las medidas que más nos va a ayudar, estemos en las circunstancias que estemos, es poder establecer una rutina y nuevos hábitos en dichas rutinas.
Como os decía, gran parte de la ansiedad y miedo que vamos a experimentar, se va a deber a que nos han cortado nuestro caminito, mi vida estaba encauzada de una determinada manera y ¿ahora? ¿ahora qué hago con esta nueva situación en casa con familia o solas? ¿trabajando o no?, ¿con miedos disparados o no…?
Hay una parte de la crisis que no depende de nosotrxs ya que no vamos a poder controlar ni la duración, ni el impacto a nivel social, ni individual de esta pandemia. No obstante, si hay una parte que depende de nosotrxs y que liderarla nos permitirá recudir cierta incertidumbre, y recuperar parte de sensación de control. Esto nos aportará cierta serenidad dentro de la tormenta. Cierto anclaje dentro del descontrol.
- Tratar de mantener una rutina diaria similar de lunes a viernes y romperla los fines de semana.
- En esta rutina diaria los horarios cobran especial relevancia. Tratar de mantener las horas de iros a la cama y de levantaros. Esto es fundamental para darnos una estructura e higiene mental. Cuando alteramos nuestros ciclos circadianos todo se hace más cuesta arriba…
- Mantener también una estructura en la comida. Un horario preestablecido y un menú previamente pensado también nos ayudará a no comer en base a la demanda emocional por ejemplo, además de poder mantener el equilibrio entre hambre y saciación
- El trabajo requiere un punto algo más extenso. Tratar también de trabajar siempre a la misma hora. Aunque no salgáis de casa y podáis estudiar o trabajar a vuestro aire, no lo hagáis, poneros igualmente un horario lo más estable posible. De lo contrario, al final se picotea trabajo: hago un poco ahora, pospongo, luego otro poco y cuando me quiero dar cuenta, llevo todo el día y sin desconectar y sin estar presente en las otras cosas que hemos tratado de hacer, porque en realidad tenía en mente lo que “debería” estar haciendo. Así, es mejor proponerme afrontar del tirón, trabajar x horas de tal a tal. Por supuesto, siempre en el mismo lugar, habilitaros un espacio de la casa para ello, que sea lo más ergonómico posible.
Al acabar, será importante también hacer algún ritual para soltar este rol profesional con todas sus implicaciones y preocupaciones. Habitualmente, el viaje de la oficina a casa o al lugar de destino sirve de transición para desconectar. Como ahora el viaje es corto (del escritorio al sofá), no lo consigo y corro el riesgo de cambiarme de lugar, pero continuar mentalmente trabajando. Por ello os propongo que generéis una rutina de transición. Puede ser una rutina de ejercicios, comer si os coincide con este horario, merendar si os coincide más bien con este otro, bajar justo ahí la basura, etc. Algo que me permita soltar todo el contenido mental y centrarme en eso.
- Es muy importante meter algo de ejercicio diario. Algo de cardio estaría muy bien, pero también algo de estiramiento. En la actualidad hay multitud de videos de yoga, pilates, etc. que nos pueden servir. El ejercicio nos ayudará a muchas cosas y también a regular nuestras emociones. Libera endorfinas y quema adrenalina. Si tenemos niños, es también fundamental para ellos, porque por lo que dicen los especialistas y sobre todo para los más pequeños, es que se puede parar su crecimiento en varios aspectos, nada que no se pueda recuperar, pero desde luego mejor prevenir que curar.
- Otro aspecto fundamental de esa rutina, es destinar algo del día a conectarse con otras personas importantes para nosotros y que estén fuera de nuestra casa. No por whatsapp, sino por videoconferencia, llamada normal, etc. Combatir el aislamiento social es muy importante. Sentirnos conectados es una herramienta muy potente para autorregularnos.
En esos contactos, puede haber una parte de ventilación emocional. Más adelante os hablaré de la importancia de esto. Pero no dediquemos todo el espacio de la conexión social a ello. Permitámonos frivolizar y hablar de cosas cotidianas y normales. A veces, la frivolización puede costar mucho, cuando uno se encuentra muy mal e incluso eso puede ser la causa del aislamiento. Porque no lo soporto…, pero tratar de daros la oportunidad, hay muchas maneras de bajar a lo cotidiano, algunas no tan frívolas, sino solo simples: jugar online con las miles de aplicaciones que ahora hay al trivial, al parchís, etc. con unos amigos, comentar la serie que estamos viendo, etc. puede ayudarnos a cambiar el foco de nuestras emociones y sin duda, aunque pueda resultar costoso, ¡ayudará!
Aprovechemos la ocasión para tomar conciencia de las personas importantes en nuestras vidas, para decírselo y cuidarlas. Demasiado a menudo damos por hecho las cosas y también las relaciones y su existencia. No es un derecho que mis padres o mis seres queridos vivan, es un privilegio. La vida no es un derecho, no nos pertenece o desde luego no la controlamos. Ser conscientes de ello, nos hace sentir vulnerables pero también nos vuelve agradecidos y disfrutones como dice una amiga 😉
- Decidamos previamente qué vamos a hacer con el tiempo que nos queda libre de estas ocupaciones académico- laborales y de autocuidado que os he mencionado. A veces puede quedar poco y tenéis claro que hacer con ese poco que os queda: estar -cuidar de vuestros hijos, ver la tv, etc. Pero en algunos casos, estamos hablando de personas que por ertes temporales y situaciones varias, se enfrentan a más de una parte del día sin tareas concretas. En estos casos merece la pena, pararos, sentaros y hacer una lista de cosas que os pueda resultar interesante abarcar en este tiempo: limpiar las fotos y hacer álbumes chulos para regalar o para unx mismx, puzzles, sudokus, viajar por el mundo online, programar algún viaje, museos online, manualidades miles, internet es una fuente inagotable de ideas y de proyectos. Puede ser un momento muy interesante para abordar y plantearse proyectos personales…
No tiene nada que ver, levantarme y sentir que tengo todo un día por delante (y en realidad otros muchos también …) con el que no sé qué hacer, aunque más o menos tenga en la cabeza que realmente debería hacer cosas o lo que es peor, directamente ni sé que hacer, que levantarme un día, cuando sé más o menos como va a transcurrir. Podrá ser más o menos entretenido, podrá ser muy diferente a mi rutina habitual, pero sentir sabemos lo que vamos a hacer nos da sensación de control y por tanto de calma. Animo, sentaros y organizaros¡¡¡